Más filosofía, ciencia y poesía para tiempos inciertos
En estos tiempos confusos, quizás sea más necesario que nunca recuperar la conexión entre filosofía, ciencia y artes para entender la complejidad del mundo que vivimos.
En estos tiempos confusos, quizás sea más necesario que nunca recuperar la conexión entre filosofía, ciencia y artes para entender la complejidad del mundo que vivimos.
Soy de la generación del babyboom. Crecí en democracia, al ritmo de las conquistas sociales, políticas, económicas. Un mundo de relativa paz, prosperidad y bienestar que cometimos el error de dar fácilmente por sentado.
A pesar de la oscuridad de su obra, la poesía de Alejandra Pizarnik emite en sus versos bellísimos destellos de luz que iluminan su visión del amor, de la muerte y la angustia vital que la dominó durante toda su existencia.
Estos días ha salido publicada mi nueva novela, “Una decisión inevitable”, cierre de la trilogía ambientada en la España de finales del XIX que arrancó hace dos años.
Reducir un año intenso en lecturas a las 5 mejores es un ejercicio un tanto injusto, porque han sido unas cuantas más las que he disfrutado mucho en este 2021. Pero si tuviera que elegir…
Incredulidad y tristeza. Eso es lo que sentí al saber la muerte de Almudena Grandes. Su voz literaria me ha acompañado casi desde los veinte años, hasta ahora. Gustaran o no sus novelas, no hay batalla ideológica que pueda manchar el hecho de que ha sido una de las grandes escritoras de los últimos treinta años.
Apenas las conocemos. Eran escritoras, pintoras, poetas, filósofas, arqueólogas. Mujeres sin nombre la mayoría de ellas, que vivieron a caballo entre finales del siglo XIX y principios del XX. Esta novela narra la vida de una de ellas, María Lejárraga, la escritora cuya obra firmó entera su marido.
Supongo que, como muchas otras personas, busco respuestas a la incertidumbre que nos rodea en ciertas voces del pensamiento y la cultura, como son las escritoras reunidas en “Una habitación compartida”, una recopilación de entrevistas a mujeres con mucho que decir sobre el mundo en que vivimos.
Colgó el teléfono y se quedó un largo rato absorta, mirando la pantalla azulona. Vaya consejo de mierda, madre, le había respondido su hijo cuando ella le recomendó que hablara con su casero…
Este 8 de marzo no saldremos a las calles pero seguiremos levantando la voz por nosotras y por todas aquellas mujeres literatas invisibles y silenciadas de ayer y de hoy.